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Prehistoria y historia de Cerdeña

Paleolítico

El estudio de la prehistoria en Cerdeña parte del análisis de las huellas dejadas sobre el terreno por las primeras organizaciones sociales paleolíticas datadas del 150000 A.C.

En la primera fase de la prehistoria el hombre hace su aparición en la isla atravesando los cortos tramos de agua que todavía unían la isla con la tierra firme. La naturaleza les proporcionó los materiales adecuados para producir los primeros instrumentos en piedra para utilizarlos sobretodo en el ejercicio de la caza.

El Homo Sapiens Sapiens de Cerdeña era contemporáneo a la presencia de una rica fauna selvática, de la cual se conservan restos en el subsuelo. En efecto, los estudiosos han encontrado restos del Prolagus Sardus, que se trataba de un pequeño roedor hoy extinto y del Megaceros Cazioti, atribuido a la familia de los actuales ciervos.

Neolítico

Durante el neolítico, que viene normalmente datado a partir del 6000 A.C, el hombre inventó la actividad agrícola y ganadera más evolucionada, fundamental para su supervivencia. Además aprendió a enterrar a sus difuntos en el interior de los complejos funerarios llamados Domus de Janas. El original nombre de la necrópolis, que en italiano significa “casas de las hadas” se creó en tiempos recientes por la población local, que buscaba una explicación a su origen a través de la propia fantasía.
Los arqueólogos actuales concuerdan en considerar que las viviendas de este primitivo periodo de la prehistoria estaban cerca de la necrópolis y de las fuentes de agua. Las cabañas estaban seguramente edificadas con un material perecedero como la madera.

Por este motivo la isla en la actualidad cuenta con un rico testimonio funerario, pero no ha conservado los restos de las aldeas en grado de darnos una mayor información sobre esta misteriosa civilización.

Un fuerte simbolismo dominó este primitivo periodo cronológico, como las incisiones en la roca de cuernos estilizados, vinculados al Dios Toro y las puertas falsas, presentes también en las tumbas egipcias y que representan la creencia de que abrían las puertas al más allá.

Repetidamente se han encontrado en el ajuar funerario pequeñas estatuas de piedra que representaban a la Diosa Madre y a la fertilidad. Elementos arquitectónicos esculpidos en la roca de la sepultura reproducían las mismas formas de las casas de los vivos, lo que habría consentido al difunto vivir también después del final de su vida.

La originalidad de aquellas expresiones del pasado han caracterizado toda la historia de la población sarda hasta nuestros días, influenciando las tradiciones culturales, las fiestas religiosas e incluso aquellas fiestas paganas.

El periodo Nurágico

Con la edad del bronce dio comienzo la famosa protohistoria, caracterizada por la construcción de otras torres nurágicas y de las espléndidas Tumbas de Gigantes.

Hasta este momento se han censado alrededor de 7000 Nuragas esparcidas por toda la isla.
Alrededor de la estructura cónica de la nuraga se puede visitar todavía ahora la aldea del pueblo, constituido por cabañas circulares de piedra. Los estudiosos consideran que la torre principal era utilizada como fortaleza militar en caso de ataques del enemigo o como más tarde se ha pensado como alojamiento de la familia más poderosa.

Las Tumbas de Gigantes eran sepulturas de ese periodo, construidas con grandes piedras según la técnica megalítica difundida en la isla.
Esta parte del pasado sardo normalmente no viene reflejado en la historia más bien en la prehistoria o protohistoria desde el momento que no había señales del uso de la escritura.

El periodo Fenicio

Solo a partir del siglo X o IX A.C llegó a Cerdeña la influencia de las civilizaciones más desarrolladas del Mediterráneo como los fenicios y los púnicos, que colonizaron la isla destruyendo la precedente estructura social.

Los fenicios era un pueblo semítico de hábiles navegantes que provenían del Líbano y viajaron a lo largo del Mediterráneo hasta los puertos comerciales de España y de Baleares.

Los productos que transportaban en sus veloces naves tenían un gran valor artesanal y con frecuencia eran de poco peso y volumen, como vidrio, oro, plata y telas.

Entre las localidades del Golfo de Cagliari que todavía conservan las huellas de su comercio se encuentra Villasimius. Muchas ciudades fueron fundadas por los fenicios, sobretodo en el sur de la isla como Caralis, que es la actual Cagliari, Nora, Bithia y Sulcis.

La ciudad de Tharros en el centro oeste de la isla, es todavía una de las mayores atracciones fenicio- púnicas del Golfo de Oristano.

Los Cartagineses adoptaron una política más agresiva que aquella fenicia, conquistando la isla y acentuando la fuerte diversidad entre la economía agrícola del Campidano y aquella ganadera de la zona montañosa.

El periodo Romano

Diversas fuentes narran una violenta rebelión de los habitantes del interior de Cerdeña que obligó a los Cartagineses a pedir ayuda a los Romanos. El famoso cónsul Tiberio Sempronio Gracco dio la orden de ocupar la isla.
La historiografía recuerda que en el año 19 A.C un contingente de unos 4000 soldados fue enviado al interior de la isla para obligar a los lugareños a rendirse y pagar los impuestos.

Cerdeña fue conquistada a duras penas a pesar de la muerte de una gran parte de los soldados romanos, contagiados de malaria y de peste.
Con los Romanos también llegó a Cerdeña los principios de la fe Cristiana lo que empujó a los habitantes a reutilizar las viejas tumbas prehistóricas o púnico paganas y transformarlas en santuarios cristianos.
En el año 284 el Emperador Diocleciano renovó la administración de las provincias y más tarde el edicto del Emperador Constantino liberalizó la práctica de la religión cristiana en todo el imperio.

Desde la Edad Media hasta el siglo XIX

Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, acaecida en el 473 D.C el emperador de Oriente Justiniano declaró a la isla junto a las Baleares y Córcega, una de las siete provincias de Bizancio. Su dominio duró solo tres siglos hasta la constitución de los Juzgados Sardos (Giudicati Sardi).

Iniciándose así un largo periodo de autonomía en los territorios de Cagliari, Arborea, Logudoro y Gallura que se conviertieron en verdaderos reinos gobernados por autoridades locales.

Entre 1365 y 1409 se vivió en la isla un periodo de gran bienestar gracias a la difusión de las leyes civiles y penales de la Carta de Logu (leyes del Juzgado de Arborea) redactada por Eleonora de Arborea. La historia de los siglos sucesivos se caracteriza por los conflictos entre Pisanos y Genoveses por la hegemonía en la isla. A este periodo le siguió el dominio español hasta llegar al dominio piamontés, el cual llevó a la constitución del Reino de Italia en el año 1861.

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